domingo, 6 de septiembre de 2009

"Cronopios"


Son las 21.30hs en Buenos Aires. En los pasillos de Boedo suenan los rastros de una vieja milonga, mientras en microcentro los últimos paseantes y trabajadores desaparecen en las calles entre medio del ruido y el humo de cigarrillos.

Siete adolescentes envueltas en típica ansiedad organizan desde sus casas, sentadas frente a la pantalla luminosa, su primer salida nocturna. ¿Destino? El que esté de moda.

Mientras tanto, en Abasto, cuatro humildes y jóvenes artistas, se encargan de que las sillas y las mesas de un bar perdido en la calle Gallo, estén ubicadas en el lugar correcto para dar comienzo a la manifestación más sana que alguien pueda llevar a cabo.

Siendo las 22hs del agilizado andar porteño, se enciende una luz y otras aprovechan los sonidos de expectativa, para retirarse. Nosotros, oscurecidos en un mismo espacio, a la espera de ellos.

Los “Cronopios”, buena parte de espontaneidad para “hacer reír” entrelazada a la fuerza del “querer decir”. Un cruce con el tan venerado Julio Cortázar, sólo un cruce, repleto de ideas y disparadores nuevos, diferentes. Distanciados de este cuento inicial, pero sin dejar de compartir con el autor, una marcada intención creativa.

¿Quién diría que en un rincón de la ciudad, en el fondo de un bar, un grupo de actores reuniría cada viernes a otro grupo de personas para reír en complicidad todos juntos de un hombre-tortuga que disfruta de una solitaria hoja de lechuga mojada en neskuik?

Quizás leerlo no sea suficiente, para entender, que de un mismo gesto, de una misma voz o expresión pueden reír al mismo tiempo, representantes de diversas generaciones.

Sonidos de guitarra, juegos, discusiones y hasta cachetazos metálicos.

Tal vez lo más interesante sea resaltar que, de una propuesta de aprendizaje de una clase, ya lejana, estas cuatro criaturas creadas con un fin preciso, respetaron su libertad y deseo de transformar esa propuesta, en una oportunidad para seguir aprendiendo.

El “cronopio, ser feliz”, su único deseo es ese, y así se dan a conocer, queriendo ser felices, a cualquier hora, en cualquier lugar.

Es una de las tantas propuestas que tanto en días de semana como en los finales de ella, se nos ofrecen para romper con la criticada “rutina”, una de las propuestas que invita a escribir y seguir escribiendo…


Integrantes: Nicolas Amato, Miguel Ferrería, Nicolas Pasquette, Pablo Pérez.

2 comentarios:

Guido Botto dijo...

Qué bueno este nuevo espacio, y qué regio lo que escribe, Sr.!!!

Da ganas de ver a los Cronopios!!!
Abrazo grande a ellos y a ud.

Paco dijo...

Ay, querido... uno entra esperando leer un par de pavadas con la intención de escribir un comentario más o menos ingenioso y seguir webeando tranquilo, y se encuentra con esto. Y a uno se le escapa un lagrimón.
Creo que solamente te puedo decir gracias, porque la verdad que no sé como responder a un comentario tan cargado de buena onda y/o energía.
Muchas gracias, querido. La verdad que, por lo menos a mi, me llega al alma que digas cosas tan lindas de nosotros.
Un abrazo.

Y pasate por mi blog, a ver que te parece. Este arrancó barbaro, no te conocía la faceta de escritor.